Achilata es un tipo saludable y natural de helado que se
prepara principalmente en el Jardín de la República. Tiene un color rojizo o
fucsia y sus orígenes se remontan al comienzo de la inmigración italiana en
Argentina, en 1860. Es que Tucumán fue una de las provincias que tuvo gran
movimiento inmigratorio. Y la inmigración italiana, entre otras, fue la que más
enriqueció culinariamente las costumbres de nuestra provincia.
Resulta que este helado en realidad debe su nombre a la fonética de la frase «hay gelata» o «hay yelata», que pregonaban los vendedores callejeros que ofrecían achilata para ayudar a sobrellevar la terrible siesta tucumana en épocas de calor.
Se realiza colocando hielo molido en un recipiente
mezclándose con colorantes como jugos de frutas y endulzantes como azúcar de
caña. Actualmente la producción y venta de este helado es el sustento de muchas
familias las cuales lo producen de forma casera en todas sus casas.
Una vez lograda una mezcla homogénea se coloca y prensa en
moldes (como vasos comunes de mesa). Encontrar
el sabor específico de este helado tucumano es uno de los grandes misterios que
lo rodean. Hay quienes dicen que tiene sabor a frutilla. Otras personas
aseguran que tiene sabor a tutifruti. No falta quien cree que se prepara con
granadina.
Lo real es que este helado conquista a locales y turistas y deja queriendo siempre más. Y sí vienen a Tucumán es algo que no pueden dejar de probar.
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