martes, 25 de octubre de 2022

El quechua en la actualidad

Como bien sabemos el acento tucumano es característico y bien distinguido en todo el país. El origen de nuestro acento proviene del quechua, una familia de idiomas originarios de los Andes peruanos años anteriores al inicio del Imperio Inca que se extendió por la zona norte del país.

En la actualidad, (y no sólo en Tucumán) seguimos usando palabras originarias del quechua: 

Pucho. Palabra utilizada en gran parte por los jóvenes para referirse a un cigarrillo, deriva del quechua puchu que designa a la “colilla de un cigarro”.

Cancha. Esta palabra es muy usada para referirse a un campo de fútbol u otros deportes. Proviene del quechua kancha cuyo significado es “lugar descampado”.

Pupo, "pupu" = Ombligo.

Chullo. Deriva del vocablo quechua ch'ullu que significa “gorro tradicional de lana de alpaca”. Sin embargo, en Tucumán tiene la particularidad de que se usa para referirse a cualquier liquido de consistencia espesa. 

Zonas originarias de la lengua quechua.


Muchos se sorprenden de la cantidad de palabras que tenemos en el quichua dentro de la toponimia también. Nombres de lugares tienen su origen quichua, los aprenden en la facultad. Muchos son docentes y se sienten sorprendidos: Cocha, es laguna y el La es incorporados por los españoles. Famaillá: donde habitan las almas. Ñuñorco, Ñuño es seno, horco es cerro. Burruyacu: aguada del burro viene de íshcay yacu significa dos aguas o cruce de aguas, mishqui mayu, río dulce.

Las empanadas tucumanas

La original empanada tucumana se hace con carne de matambre cortada a cuchillo, cebolla de verdeo, cebolla blanca, huevo duro, comino y pimentón. Una de las tácticas está en el cierre, el cual se hace con 13 repulgues, como algunos dicen en referencia a los 12 Apóstoles y 1 al propio Jesús. Asimismo, su tamaño es aproximadamente el de la palma de la mano y la cantidad de relleno para las “tapitas” es de dos cucharadas soperas. También se recomienda humedecer la masa de la empanada con agua con sal. Su cocción tradicional es al horno de barro o también se comen fritas en grasa.


En Famaillá, en el centro de la provincia y 35 kilómetros al sur de la Capital, se enorgullece de considerarse la Capital Nacional de la Empanada. Desde hace 43 años la música y la comida tradicional se conjugan para congregar a miles de tucumanos y visitantes del país, y ser testigos de la coronación de la Campeona o el Campeón Nacional de la Empanada.

La fiesta comienza antes del mediodía, cuando se encienden las decenas de hornos de barro alimentados con leña de la zona, donde se alojarán los manjares y los sueños de muchas mujeres y hombres que buscan quedar en la orgullosa y rica historia de un pueblo que vive al pulso de sus tradiciones y del empuje de sus trabajadores.

Lucía Palavecino: campeona nacional del 2021.

Las empanadas son un motivo de orgullo para los tucumanos. Nos acompañan en celebraciones, días patrios y cumpleaños durante todo el año. Es nuestro deber acompañarlas con limón siempre.



lunes, 24 de octubre de 2022

Críticas a nuestra habla popular

Como bien sabemos el acento tucumano es característico y bien distinguido en todo el país. Nuestra jerga es inconfundible. Contamos con palabras u expresiones únicas.

En mayo de 2016, el diario La Gaceta publicó “El habla popular de los tucumanos es un patrimonio cultural enorme”. Se trata de una entrevista a la Prof. Mg. María Stella Taboada, en la que se aborda la diversidad lingüística y el habla tucumana como “una potencialidad de enriquecimiento cultural”

Entendemos el concepto de ideologías lingüísticas como “sistemas de ideas que articulan nociones del lenguaje, las lenguas, el habla y/o la comunicación con formaciones culturales, políticas y/o sociales específicas”. A su vez, para definir representaciones sociolingüísticas, nos apoyamos en Arnoux y Bein: esquemas orientadores socialmente compartidos de la percepción y evaluación de los fenómenos lingüísticos.

A través del lenguaje, expresamos nuestra identidad, nuestras formas de vivir los afectos, etc. Es a partir de estas afirmaciones que propone a la diversidad lingüística como una potencialidad de enriquecimiento cultural, al estar la lengua vinculada a procesos históricos y sociales; de ahí, también, el concebirla como un patrimonio.


Al contrario de la mirada propuesta por la entrevistada, en las opiniones realizadas por lo lectores predomina una actitud negativa frente al habla popular tucumana. Sin embargo, esta actitud de rechazo no tiene presencia total. Podemos dividir los comentarios en tres grupos: el mayoritario, identificado con el rechazo y la desvalorización de la variedad vernácula; un segundo grupo, que comparte una actitud positiva frente a la misma variedad, y un tercer grupo, que manifiesta una actitud ambivalente o bien, difícil de encuadrar en los otros grupos.

El rechazo va como una crítica hacía el “acento” o “tonada” como una deformación que hay que corregir.

- La “mezcla” como una impureza que sería deseable depurar.

- Las “formas vulgares” (y su exaltación) como anormalidades.

- La valoración de “errores” como atraso y barbarie, al vincularse los “errores” en el plano del lenguaje con “errores” en otros planos como el del pensamiento (si se habla mal, se piensa mal).

El habla del tucumano es representada como un español mal hablado, de forma horrible: es presentado como una deformación del español. Una de las prácticas, que se identifican como diferenciales del habla tucumana y que se estigmatiza con más frecuencia, el uso del verbo en pretérito compuesto, que se opone al simple, característico de la variedad rioplatense.

“El Tucumano no usa el pretérito perfecto compuesto (he dicho, he comprado, he vendido) ni el pretérito simple (dije, compré, vendí). Dice "mei comprao" o tei dicho", " loi vendío"”.

"¿Cómo has amanecido?" El verbo amanecer no puede referirse a la persona. No puede conjugarse. Pero entre nosotros se usa así y no es incorrecto", aclaró la especialista en políticas lingüísticas.
Los tucumanos decimos "me hace frío" o "se me lo ha caído". En Buenos Aires dicen "se cayó". Los tucumanos necesitan plasmar en el lenguaje ese vínculo estrecho que tienen con los otros y con la realidad. Esa modalidad se ve también en las frases: "nos ha llovido un montón", "¿qué somos hoy?", o "¿qué parece?". Además, tenemos un permanente uso del plural: "¿cómo estamos hoy?" Tiene que ver con matrices culturales. Muchas madres tucumanas expresan la preocupación por un hijo, diciendo: "el chico no me come", o "no me lo estudia". El permanente uso pronominal en el habla tucumana refeja ese vínculo afectivo y no tendría que estar estigmatizado. Es una evidencia de nuestra identidad. De la manera en que nosotros sentimos los vínculos. Es un patrimonio cultural enorme que hace a nuestra identidad. El lenguaje es el recurso simbólico principal que tenemos, nos identifica y nos diferencia. Pero no logramos reconocer nuestra diversidad como una potencialidad de enriquecimiento cultural.

fuente: 
EL HABLA POPULAR DE LOS TUCUMANOS: ACTITUDES Y REPRESENTACIONES SOCIOLINGÜÍSTICAS EN FORISTAS DE LA GACETA. Jorge Sebastián Atar, María Agustina Ganami y Marco Rossi Peralta - UNT

"Sanguche" de milanesa

Probablemente la comida típica más reciente en nuestros tiempos. ¿Quién no consume esta delicia al menos una vez al mes? Uno de los platos más ricos y característicos en cada punto de la provincia. Hablamos de que se hace con el principal alimento argentino, la ternera. Tenemos un sándwich en pan “sanguchero”, que puede ir tostado antes de la preparación. Incluye, la o las milanesas, tomate, lechuga, aderezos o picante. Como extra se pueden incluir huevo, queso, jamón, cebolla (lo que llamamos “El especial”)


En mi opinión, considero a este plato como el rey por excelencia en la gastronomía tucumana. Los habitantes de la provincia nos referimos a él como el “sángui” de milanesa, “milanga”, “mila” o “chegusán”.

Esta sabrosura se acompaña si o si junto con una “Mirinda Manzana”, una gaseosa de sabor dulce. La gran multinacional PepsiCo comercializa este producto en exclusiva en Tucumán, haciéndolo incluso algo único que solo se puede disfrutar en nuestras tierras.





Las sandwicherías son muy características en la provincia. Si bien cada una tiene su estilo, todas comparten un ambiente popular y simple. Lo más normal es comer en la propia barra del local sentado en una sillita mientras te limpias con el papel de una servilleta.

Las sandwicherías más reconocidas y concurridas son “Don Pepe”, “El Turko” o “Los Eléctricos”.

Existió una escultura en “Homenaje al sánguche de milanesa”, que muestra a un niño comiendo el popular bocadillo tucumano. Su autor es Silvio Pereira quien, a finales de los años 90, lo esculpió en protesta ante las altas estadísticas de desnutrición en los niños debido a la crisis argentina. El monumento se situó por primera vez en el icónico Parque 9 de julio, pero se vendió en una exposición en Buenos Aires. Entonces, el escultor volvió a hacer una réplica que en 2013 se situó junto a la sanguchería La Papelera, aunque actualmente dicha escultura no existe más.

El Día del sánguche de milanesa es el 18 de marzo, cuando falleció Chacho, uno de los sangucheros más famosos de la provincia. En este día también se elige cuál es la sandwichería del año, aunque cualquier día del año es el indicado para degustar esta delicia tucumana. 

En 2022, se confirmó que Tucumán realizará la primera Fiesta Nacional del Sánguche de Milanesa en el mes de noviembre, con el especial atractivo de exponer el resultado de un concurso denominado “En busca de las mejores sangucherías" en lo que fue una iniciativa del Vicegobernador, y el ministro del Interior, se celebrará entre el 11 y el 13 de noviembre.



Achilata

Achilata es un tipo saludable y natural de helado que se prepara principalmente en el Jardín de la República. Tiene un color rojizo o fucsia y sus orígenes se remontan al comienzo de la inmigración italiana en Argentina, en 1860. Es que Tucumán fue una de las provincias que tuvo gran movimiento inmigratorio. Y la inmigración italiana, entre otras, fue la que más enriqueció culinariamente las costumbres de nuestra provincia.

Resulta que este helado en realidad debe su nombre a la fonética de la frase «hay gelata» o «hay yelata», que pregonaban los vendedores callejeros que ofrecían achilata para ayudar a sobrellevar la terrible siesta tucumana en épocas de calor.

Se realiza colocando hielo molido en un recipiente mezclándose con colorantes como jugos de frutas y endulzantes como azúcar de caña. Actualmente la producción y venta de este helado es el sustento de muchas familias las cuales lo producen de forma casera en todas sus casas.

Una vez lograda una mezcla homogénea se coloca y prensa en moldes (como vasos comunes de mesa).  Encontrar el sabor específico de este helado tucumano es uno de los grandes misterios que lo rodean. Hay quienes dicen que tiene sabor a frutilla. Otras personas aseguran que tiene sabor a tutifruti. No falta quien cree que se prepara con granadina.

Lo real es que este helado conquista a locales y turistas y deja queriendo siempre más. Y sí vienen a Tucumán es algo que no pueden dejar de probar.



domingo, 23 de octubre de 2022

Caramelos de Alfeñique

Los alfeñiques son unos caramelos duros en forma retorcida elaborados a partir de la melaza, o también conocido como jugo o miel de caña. También son una de las cosas que más llevan los turistas para repartir a sus desafortunados conocidos que no pudieron tener la fortuna de visitar Tucumán.

Los alfeñiques tucumanos son reconocidos en todo el país. Incluso tuve la fortuna de recibir varias bolsas de alfeñiques antes de venir a vivir a la provincia por encomienda. Según los comerciantes dedicados a proveer de recuerdos y artesanías a los turistas, los alfeñiques son los más vendidos, en parte por su sabor y por ser uno de los más dulces representantes de Tucumán, sino también por su muy bajo costo.






Tabletas de Miel de Caña

El dulce de caña de azúcar, es un alimento cuyo único ingrediente es el jugo de la caña de azúcar que es secado antes de pasar por el proceso de purificación que lo convierte en azúcar moreno. Para producir la rapadura, el jugo de caña de azúcar se cocina a altas temperaturas hasta formar una melaza bastante densa, luego se pasa a unos moldes en forma de prisma donde se deja secar hasta que se solidifica o cuaja.

Cuando el contenido se pone espeso al punto de miel, se le agregan los sabores, que pueden darse a través del agregado, maní, o bien dejarlo sin saborizantes con lo que se obtiene rapadura común.

El último paso consiste en la distribución del preparado en hormas de madera con compartimentos cuadrados de unos 8 cm x 8 cm hasta que se enfríe y tome consistencia.